lunes, 28 de agosto de 2017

En recuerdo de Norberto y Héctor...

Norberto Rodriguez Van Rousselt era -y sigue siendo- un tipo muy querido dentro del ambiente de la historieta argentina. Lo conocí a raíz de su trabajo junto al colectivo La Bañadera del Cómic. A través de los años logramos cimentar una amistad con algunos cafés de por medio (no los suficientes), muchas charlas y consejos de él para conmigo.
Norberto falleció el pasado 29 de julio. Sus amigos y colegas de La Bañadera del Cómic lo recuerdan de la siguiente manera: IN MEMORIAM: NORBERTO RODRÍGUEZ VAN ROUSSELT

Norberto con uno de los trabajos que -me cuenta Fernando Ariel García- más lo enorgullecía.  La historieta se publicó en el diario La Razón. Aquí muestra orgulloso ese trabajo, frente al ojo de la cámara de Miguel Dao. Se agradece a los tres.































A días de celebrarse los 60 años de la primera publicación de "El eternauta" y un nuevo "Día de la Historieta", comienzo a encontrar comentarios y/u opiniones sobre Héctor Germán Oesterheld. Entonces viene a mi mente un texto del amigo Norberto. Se lo pedí hace diez años para el Libro 50/30 y es a mi parecer, una de las más lúcidas semblanzas sobre quién fue Héctor. Así que en recuerdo del amigo Norberto y para compartir su claro entendimiento sobre Oesterheld y su obra, comparto aquel texto escrito en noviembre del año 2006:

EN RECUERDO DE HÉCTOR

Política, en su aplicación mas amplia, es un concepto que rodea e impregna la vida humana. Es la máxima expresión de su condición, del interior de sus relaciones, sean sociales, comerciales, laborales o familiares.
Fuera de las conductas partidarias, que no la colman, sigue por sus fueros en todo el trayecto existencial de los individuos.
Algo así entendió H.G.O.: al escribir sus historias de ficción, tanto literarias como historietísticas, desde su primer trabajo: Truila y Miltar, donde la cooperación entre los dos gnomos termina con las aspiraciones individuales para ser el mejor y mas famoso.
También este accionar guía la creación del primer gran éxito en la historieta: Bull Rockett, en que la interacción se da dentro del grupo que componen los personajes, idea que poco a poco va decantando en el periplo del trabajo constante.
Un nuevo ejemplo es El Sargento Kirk, que repite la formula grupal, casi igualitaria, que extiende pseudópodos a otros personajes ocasionales que comparten aristas paralelas en la acción.
Oesterheld amplia su humanismo a través de Editorial Frontera, en un universo en el que la confrontación se encauza a un entendimiento racional y solidario mostrando a estas criaturas en su fragilidad final que solo es paliada por la cooperación y la solidaridad.
El gran salto, consciente o no, lo da con El Eternauta, una larga saga de episodios inscriptos en la épica grupal (¡otra vez!) enfrentando una espantosa invasión que llega del espacio exterior. El grupo se va ampliando hasta formar una inmensa marea donde civiles y militares, una sociedad sin Estado, trata de contener a los extraños a pesar de todos los fracasos.
Ya va organizando su discurso tras un socialismo utópico de buenas intenciones que se radicaliza en la segunda versión para la revista GENTE, donde el autor junto al dibujante Alberto Breccia, escandalizan a una publicación frívola, indiferente a los hechos sociales y su problemática y eso provoca la cancelación.
Reincide en el tópico con La Guerra de los Antartes en  2001, una revista de divulgación científica y de hechos paranormales de corta vida. Es la plataforma en que basa la segunda versión con dibujos de Gustavo Trigo para el diario NOTICIAS, donde las cosas se llaman por su nombre e ideológicamente carente de toda inocencia.
Los dolores y frustraciones personales lo empujan a la actividad clandestina y así entra en la militancia montonera. Desaparece físicamente pero sigue presente, cada vez con más fuerza, a través de sus mensajes en forma de relatos. Ha entrado en el cielo de los mitos como sus historias entraron en nuestro corazón.

Rodríguez Van Rousselt
Historietista