lunes, 29 de abril de 2013

Oesterheld y el día en que dejé creer en casualidades...

Esta semana fue y será una semana oesterheldiana importante. Viendo en los medios, charlando con amigos, caemos en la cuenta que se conjugan fechas y momentos especiales en torno a la figura de Héctor Germán Oesterheld.
El 27 de abril pasado se conmemoró la fecha en que Héctor desapareció. Y cada uno desde su lugar lo recordó de alguna manera.
Unos días antes publicaron y compartieron en youtube, el registro de la voz de Oesterheld -hasta ahora perdido- en un fragmento del reportaje que le hiciera el periodista Martín García en el verano de 1976. Mi participación en que se "rescatara" del olvido el reportaje en audio, fue circunstancial y pequeña, pero sin duda la existencia del Archivo Histórico Héctor German Oesterheld fue importante, este blog, una herramienta que definitivamente sirvió a su objetivo...



Y el 30 de abril próximo estrena Germán, últimas viñetas, una miniserie que reconstruye los últimos años en la vida de Oesterheld, que camina en el límite impreciso entre realidad y ficción, pero que remite a lo real y que maneja códigos con los que la fantasía puede entrar y salir sin ningún inconveniente. Algo así contaba Luciano Saracino para describir la miniserie que él escribió y que fue dirigida por Cristian Bernard, Flavio Nardini y Federico Sosa.


Pero tambien el 30 de abril se presenta en la feria del libro, el último trabajo de investigación de Laura Fernandez: “Historieta y resistencia. Arte y política en Oesterheld” (1968–1978).
Y que yo sepa... estás fechas se conjugaron al azar...
Y todo esto me hizo acordar del día en que dejé de creer en casualidades:

Fue el 9 de julio de 2007, feriado... la Muestra 50/30 se estaba montando para su inauguración y de pronto comienza a nevar sobre Buenos Aires. Justo cuando se estaban conmemorando los cincuenta años de la primera publicación de El eternauta y los treinta años de la desaparición de Oesterheld. Y ese día, definitivamente, dejé de creer en las casualidades. Y mucho más despues, cuando una sucesión de eventos desafortunados amenazaban la muestra, y en horas, las desventajas se confabularon para convertirse en ventajas... Creer o reventar...

El día que dejé de creer en casualidades, mientras nevaba en Buenos Aires, recibí esta carta del amigo Ricardo Garijo,  email que aún hoy me hace moquear cada vez que lo releo:

Amigo Mariano:

Desempolvá tu traje aislante de hule, ponele unos parches si tiene agujeros de bala y, escopeta al hombro, echate a andar por las calles de Buenos Aires. Las personas que verás, están muertas aunque no lo sepan. Sólo unos pocos, un puñado que ha leído una historieta mítica y amarillenta, saben la verdad: que esta nevada la provocaste vos, a fuerza de tironear de la túnica del Barbudo.
Algún Narigón con buenas ideas lo notó, allá arriba, le dio un codazo y le dijo:
"La ocasión bien vale la pena, Flaco. Mandale una nevada a Mariano."
Que la disfrutes. No se te podría haber ocurrido nada mejor.

Un abrazo.

Ricardo.

Y esta semana se conjuga todo aquello que mencionaba al principio... Así que a todos los amigos involucrados en esos proyectos: no déjen de tironearle la túnica al barbudo, que arriba hay un Narigón que siempre nos da una mano...