
En su prólogo, los autores terminan diciendo:
"(...) No se había escrito antes un libro como éste, y esperamos de él solo unas pocas cosas. La más importante, que sirva como borrador para una tarea más vasta, realizada por un equipo de especialistas, en tiempos que queremos suponer cercanos.
Queda mucha información perdida por ahí que habrá que buscar.
Quedan muchos temas para la reflexión.
Nos gratifica pensar en este libro como un desafío"
Trillo y Saccomanno,
agosto de 1980.

Pero muchos otros también -quizás hasta de forma inconsciente- levantaron el guante que lanzaron Trillo y Saccomanno en su libro. Incluso muchos de los que ya escribían sobre historieta desde antes. Y hablo de ellos y también de nosotros, los nuevos. Todos hacemos lo propio desde revistas impresas o electrónicas, blogs, páginas web y más libros de referencia.
No recuerdo bien quién -quizás Don Avila o Fabio Blanco-, ni tampoco me acuerdo de sus palabras exactas, pero alguien rememoró aquel prólogo de Trillo y Saccomanno, haciéndome notar que en cierta manera, muchos de los que hoy cumplimos con la tarea de investigar sobre la Historieta Argentina, podíamos ser herederos de aquel convite que nos hicieron los autores de aquel libro.
En lo personal no puedo dejar señalar -como siempre trato de hacerlo- que de la misma manera, los libros de La Bañadera del Cómic han sido herramientas fundamentales en mi trabajo con la obra de Oesterheld. A ellos y a un montón de gente que no dudó en darme una mano, un agradecimiento especial por ayudarme en esta labor tan apasionante. Y gracias Trillo -a quien tuve la suerte de conocer-; y a Saccomanno, a quien no dudo que algún día encontraré en el laberinto que construye hasta hoy día, la historieta argentina.